Desde las startup hasta las multinacionales agrícolas, todo el mundo se apunta a invertir en big data, los datos informáticos que permiten sacar partido a los indicadores sobre meteorología, suelo o estado de los cultivos.
El gigante estadounidense de semillas y agroquímica Monsanto es un vivo ejemplo de ello. En 2013 desembolsó casi 1.000 millones de dólares para la compra de una startup especializada en el análisis de los datos meteorológicos .
Una estrategia basada en una evidencia: los agricultores disponen cada vez de más datos pero "no tienen los instrumentos, ni el tiempo, para localizar los datos pertinentes, extraerlos y analizarlos de forma sencilla para mejorar el rendimiento", explica Yann Fichet.
La compañía propone a los agricultores estadounidenses softwares gratuitos o de pago para seguir cada día los "parámetros clave de cada campo (meteorología, humedad del suelo, estado de desarrollo del cultivo)", así como consejos sobre la toma de decisiones, por ejemplo la aplicación de fertilizantes.
En Francia, donde este sábado se abrió el Salón de la Agricultura, el interés por los datos agrícolas se ha disparado. La cooperativa InVivo compró en 2014 Smag, una empresa especializada, con el propósito de convertirse en el número uno del sector.
"InVivo anticipa que el agricultor ha dejado de ser un simple agricultor para convertirse en empresario. Se ha producido una profunda mutación: las explotaciones son menos numerosas pero más grandes y es más difícil seguir siendo competitivo", asegura Stéphane Marcel, director general de Smag.
¿Dónde y cuándo echar el fertilizante en una parcela de trigo? ¿Existe un riesgo de enfermedad? El agricultor recibe un aviso en su teléfono inteligente o en su tablet.
"Los análisis de los suelos llegan a mi ordenador. Los transfiero a mi tractor en una tarjeta de memoria flash, que los transmite directamente al sistema de pulverización de nitrógeno", explica Eric Hamot, un productor de cereales del este de Francia, feliz con el "tiempo ganado".
Sus sensores, plantados en el campo, miden la temperatura y la humedad y transmiten los datos, sin necesidad de cables, gracias a una red sin hilo "que permite gestionar parcelas alejadas", explica Jérôme Leroy, uno de los fundadores de la empresa.
Para no irrigar de cualquier manera y para sembrar en el momento adecuado se puede echar mano de un software de ayuda a la toma de decisiones.
Y es que lo importante es "saber interpretar y utilizar los datos. Hay que plantear las buenas preguntas", recalca Daniel Boffety, del instituto francés de investigación sobre la tecnología y la agricultura, Irstea.
En la viticultura ocurre otro tanto. Fruition Sciences, una startup se ha centrado en este sector.
"Existen muchos datos sobre las viñas, pero cada suministrador tiene su interfaz y no son compatibles. Por eso hemos creado un protocolo para recuperar todos los datos y sacarles la quintaesencia", explica Sébastien Payen, uno de los fundadores.
Su uso consigue, según la empresa, que los viticultores mejoren la irrigación, ahorren agua y sobre todo ganen en calidad y rendimiento.
Fuente AFP